Entre Salinger y Manolo el del Bombo

J. D. SalingerAsí estoy yo, sin ti, cantaba Sabina. Y así estoy yo, contigo, amigo lector, entre Salinger y Manolo el del Bombo, canto ahora que vuelvo a mantener un blog.

Cerca de J.D. Salinger, del gran autor de El guardián entre el centeno, pero no por su talento literario, ya me gustaría, sino porque envidio su aislamiento, cómo dejó que sus libros vivieran su vida, por libre, sin conceder entrevistas.

Pero tampoco ando alejado de Manolo «el del Bombo», el hincha más acérrimo y ruidoso de la selección española de fútbol.

Manolo el del Bombo. Fuente: Wikipedia¿Hace falta que me explique? Vamos allá: me apetece escribir sobre el parto de mi primera novela. Las Cuatro Torres llegará a las librerías el 2 de septiembre, gracias a Planeta. No queda nada y queda muchísimo. Estoy emocionado, nervioso. Y me apetece compartirlo. Digo más: no sólo me apetece teclear y contarlo. Es que además no me he caído de un guindo: veo que es necesario, que me toca mimar la novela, que no debo seguir los pasos de Salinger. Como no tengo un bombo, eso sí, trataré de no hacer demasiado autobombo.

Vamos allá, poco a poco. En esta web ya puedes leer la sinopsis que figura en la contraportada y acceder a algún material más, como por ejemplo la banda sonora de la novela y una selección de portadas periodísticas mencionadas en el libro. Y según se acerque la fecha de publicación del libro incluiremos (hablo en primera persona del plural porque esta web es tigresca) más contenidos.

No puedo evitarlo. Ahora que vuelvo a bloguear, no quiero bostezar. Ni repetirme demasiado. Pero me apetece repetir estas palabras que usé, hace ya nueve años, al abrir mi primer blog. Las escribió Javier Marías en «Tu rostro mañana» y siguen igual de vigentes hoy que ayer:

«Casi todo lo que decimos y comunicamos todos es filfa, es relleno, es superfluo, es vulgar, aburrido, intercambiable y trillado, por mucho que sea «nuestro» y que la gente, como se repite ahora con cursilería extrema, «sienta la necesidad de expresarse»».

También las repetí hace tres años, cuando abrí mi tercer blog. Entonces también recurrí a una frase de Julio Ramón Ribeyro (de «Prosas apátridas») que casi nunca olvido:

«Todo tiene importancia, nada tiene importancia, aquí, ahora».

Poco más puedo añadir, aquí, ahora. He venido a hablar de mi libro, sí, pero seguro que este blog, como todos, tendrá vida propia. Irá por donde quiera. Y por donde queráis. Y además intentaré que no haya morralla.

Únete a la conversación

5 comentarios

  1. Pues me parece buena idea que le des autobombo a esa criatura que terminas de gestar y mi enhorabuena ya que no se de donde has sacado tiempo para escribir conciliando familia y empresa. Un abrazo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *